Cómo Humble Moss curó las heridas de miles de personas en la Primera Guerra Mundial
La Primera Guerra Mundial acababa de comenzar y las heridas ya se estaban pudriendo en el campo de batalla. En los últimos meses de 1914, médicos como Sir. W. Watson Cheyne, del Royal College of Surgeons of England, observó con horror la “gran prevalencia de la sepsis”, la respuesta potencialmente mortal desencadenada por una infección grave. Y en diciembre de 1915, un informe británico advirtió que los miles de heridos amenazaban con agotar el material para vendajes.
Desesperados por tener en sus manos algo estéril que mantuviera las heridas libres de infecciones, los médicos comenzaron a ser creativos. Probaron de todo, desde irrigar las heridas con soluciones de cloro hasta crear vendajes con ácido carbólico, formaldehído o cloruro de mercurio, con… Sigue leyendo